Noticias

El bajón


Publicado el 13/04/2005 a las 22:00

Compartir

México pasó, en tan sólo un año, del lugar número 44 al 60 en el índice de aprovechamiento de
las tecnologías de la información y de las comunicaciones, según el Foro Económico Mundial.
Las razones son evidentes y preocupantes

Desde el año 2001, el Foro Económico Mundial (WEF), publica su Reporte Global sobre
Tecnologías de la Información (The Global Information Techonology Report), que representa el
más amplio y serio estudio que existe en su tipo, al evaluar el grado de preparación de una nación
o comunidad para participar y beneficiarse del desarrollo de las tecnologías de la información y
las comunicaciones (ICT, por sus siglas en inglés).

Es así que, la semana pasada, se dio a conocer el reporte correspondiente al último periodo
2004-2005 mismo que, de manera resumida, puede consultarse en la página electrónica del WEF
(www.weforum.org).

De esa nota ya las páginas de algunos diarios y diversos comentarios en medios electrónicos
dieron cuenta, sin embargo, falta aún desentrañar la razón por la cual México cae, de manera
estrepitosa, en la clasificación por país dentro del reporte.

En efecto. El reporte que nos ocupa contiene un listado (el NRI, abreviatura en inglés para
Networked Readiness Index) que despliega el lugar que ocupa cada uno de los 104 países
evaluados. Se trata de ubicar a cada nación en el sitio que le corresponde, de acuerdo con una
calificación que toma en cuenta varios factores.

Así, el primer elemento está relacionado con el ambiente político-regulatorio; el segundo, con la
disponibilidad y aptitud para aprovechar las ICT; y, el tercero, se refiere en concreto al uso real
que tanto individuos, como empresas y gobierno le dan a esas tecnologías de la información y las
comunicaciones.

En este mismo espacio he insistido, hasta el límite de la terquedad, en la importancia que
representan las ICT en el contexto global y, particularmente, en un país que, como México, se
inserta en el mercado comercial más grande del mundo y que presume de ser el mayor
suscriptor de tratados de ese tipo. He dicho, junto con tantos otros igualmente preocupados por
el tema, que la Sociedad de la Información y del Conocimiento debería ser un objetivo de Estado
y que tendría que guardar un lugar de privilegio en la agenda política y legislativa.

Nada de ello parece estar en la mente de quienes tienen a su cargo la toma de decisiones, la
determinación de políticas públicas y el impulso de las reformas estructurales. Y esa
circunstancia, por más que quiera esconderse detrás de una roída cortina del teatro maltrecho
que presenta la compañía política que lo auspicia, es ya un indicador preocupante que debiera
encender luces de alarma.

Y es que México pasa, conforme al nuevo índice publicado por el WEF, del lugar número 44 al 60
en cuanto al aprovechamiento y disponibilidad de las ICT, en el transcurso de sólo un año. Es una
pésima noticia para la esperanza de tener un entorno que permita mayor competitividad como
país y muestra que, mientras crecemos en el número y posicionamiento de empresarios e
individuos ricos en el ranking mundial, nuestro desempeño nacional en temas tan delicados como
el de las tecnologías de la información merecen un imperdonable desprecio.

No se pretenda, aquí, el fácil argumento de que estos estudios desconocen nuestra realidad
nacional; o que están sesgados, o bien que no toman en cuenta que somos un país pobre. Nada
de eso. De hecho, un ejercicio dentro del reporte consiste en comparar y ponderar el PIB de cada
nación y el ingreso per cápita para, así, arrojar un resultado relativo y no fríamente absoluto.
Además, como bien da cuenta el reporte del WEF, países como Taiwán, Israel, Emiratos Árabes,
Corea del Sur y Estonia, han mostrado un desempeño asombroso y continuo a lo largo de estos
últimos cuatro años, aún por encima de naciones desarrolladas. Y qué decir de los países
nórdicos donde su feroz disciplina y conciencia de la importancia de adoptar las ICT como parte
de sus vidas, les han mantenido, constantemente, en los primeros sitios dentro de esta
evaluación.

Singapur, por ejemplo, que ocupa el primer lugar dentro de la clasificación y que desplazó a
Estados Unidos para llevarlo hasta la quinta posición, se ha caracterizado por su elevadísimo nivel
en la enseñanza de las ciencias y las matemáticas; en los bajos costos que representa la conexión
a una línea telefónica; en la prioridad que representa para su gobierno la regulación y la adopción
cibernética de sus procesos, y en el acceso masivo a internet.

En cambio y a decir del propio Reporte Global sobre Tecnologías de la Información, toda la región
de Latinoamérica a excepción de Chile que mantiene la posición número 35 se caracteriza por su
pobre marco legal y regulatorio; por una pesada carga administrativa y burocrática; por las
barreras artificiales que se le impone a la competencia; por no ser el tema de las CIT una prioridad
para sus gobiernos; por la baja penetración del internet; y, por la fuga de cerebros que no son
adecuadamente aprovechados.

Es así que México ya está en el lugar 60 de los 104 países observados, por debajo de Trinidad y
Tobago, Jamaica, Brasil, Turquía, Botsawa, Egipto, Namibia y Croacia, por citar algunos.

Ahí están pues las consecuencias de la falta de un plan educativo integral y moderno; de tener
una agenda pública desordenada y sin prioridades; de la incapacidad para impulsar y cabildear
reformas legales en el sector; de la ineptitud y negligencia del regulador; de jugar con los
indicadores y las estadísticas; de ignorar al consumidor, y de imponer barreras artificiales a la
competencia y a la tecnología. Qué vergüenza.

Con un abrazo para Raymundo Riva Palacio.

Artículo publicado en el Periódico El Universal

http://archivo.eluniversal.com.mx/columnas/46387.html