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#NOSEANORDINARIOS/Pobre oposición y pobre país


Publicado el 17/12/2014 a las 23:00

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Tienen razón Leo Zuckerman, Jesús Silva-Hérzog Márquez, María Amparo Casar y Guillermo
Valdés, entre otros tantos que denuncian la pasividad de la oposición frente la crítica situación por
la que atraviesa el país, provocada en buena medida por la incapacidad, corrupción y soberbia del
Gobierno de Enrique Peña Nieto.

Tienen razón quienes nos recriminan por el vacío de una oposición sin posicion frente a tanto
desfiguro y abuso. Tienen razón al exigir que se levante la voz y se emprendan acciones legales e
institucionales para investigar y castigar a los responsables de los excesos y omisiones que han
llevado al país a la más frágil situación en nuestra historia moderna.

Tienen razón los que esperan del Partido Acción Nacional la reivindicación de la decencia en el
quehacer político. Esperan que haya congruencia entre nuestra ideología con nuestro discurso y
en los hechos. Claman porque dejemos ver a propios y extraños los resultados positivos de
nuestro paso por el servicio público y porque defendamos nuestras banderas.

Tienen razón los que a gritos piden al Partido de la Revolución Democrática que haga valer su
posición de izquierda y asuma un papel mucho más protagónico en la auscultación de la función
pública. De los otros partidos no hay mucho que esperar pues sus alianzas o su peso específico
en la arena nacional no los hace portadores de grandes expectativas.

En cualquier otro país medianamente civilizado la combinación de hechos como los ocurridos o
desvelados en México la segunda mitad de este año provocaría una brutal recomposición del
Estado. Implicaría altísimos costos políticos, responsabilidades administrativas y penales, y serviría
como un ejemplo de lo que no se debe de hacer.

Aquí no pasa nada. Aquí nos conformamos con tímidos comunicados de prensa exigiendo a otros
que se esclarezca, investigue y sancione. Sí, a otros que, por cierto, son parte del mismo aparato
hoy señalado como un gobierno que vino a Mover a México… pero hacia el precipicio.

Una que otra declaración tronante; algunos esfuerzos aislados en redes sociales; esporádicos
discursos en tribuna de ambas cámaras del Congreso de la Unión y párenle de contar.

Se crea en la Cámara de Diputados una comisión especial para revisar el caso de la frustrada
licitación del tren rápido México-Querétaro pero la oposición se contenta con que el priísta
Fernando Maldonado, cercanísimo a Peña Nieto, quede al frente de ese cuerpo colegiado. Ya
podemos anticipar el resultado.

Tras el escándalo de la residencia comprada por la esposa del Presidente y, recientemente, por la
turbia operación de la casa de descanso del Secretario de Hacienda en Malinalco, desde Los
Pinos nos mandan decir que son asuntos cerrados pues ya se han rendido las explicaciones
pertinentes y todo está en orden.

No reparan los genios de la comunicación social del gobierno en que una cosa es la legalidad y
otra muy distinta la legitimidad y la ética. Que una cosa es que documenten bien sus operaciones
inmobiliarias y otra que con ello sepulten la sospecha, casi certeza, del conflicto de intereses que
entraña. Pensar que el señor Hinojosa otorgó préstamos preferenciales a la señora Rivera o al
Secretario Videgaray sin esperar nada a cambio es un auténtico insulto a la inteligencia y al
sentido común. Cosa de ver los contratos que el generoso empresario ha recibido antes, durante
y después de la elección de Peña Nieto como Presidente de la República. Por eso se cae la
licitación del tren a Querétaro, no por otra razón. Sabían que ahí venía la bomba de la hoy
mundialmente conocida Casa Blanca y por eso abortaron el proyecto, no obstante que unas horas
antes había estado el titular de la SCT defendiendo el tema (es un decir) ante la Comisión de
Comunicaciones y Transportes del Senado.

Se adujo que por motivos de transparencia y legitimidad se daba marcha atrás. ¡Ah, caray!
¿Entonces se había asignado la obra sin contar con tales características en la licitación? ¿O a pesar
de haber estado todo en regla, como afirmaba el Secretario Ruiz Esparza, le dieron portazo al
consorcio ganador? ¿A la brava? ¿Y en serio no van a pagar indemnización alguna al grupo
afectado? ¿Y por qué concepto se realizaría esa erogación sin que se considere daño patrimonial
para el Estado mexicano?

A estos escándalos de corrupción visibles (más los que corren como reguero de pólvora
soterradamente) hay que agregar otros nauseabundos casos como la exoneración de Raúl Salinas
o la grotesca entrega de televisiones digitales con fines electoreros, so pretexto del próximo
apagón analógico. Y si encima de todo, desde el PRI-gobierno junto con su aliado Verde
Ecologista, hacen denodados esfuerzos por evitar un auténtico sistema nacional anticorrupción
pues no queda más que concluir que la genética tricolor no ha cambiado mientras la sociedad y
el mundo sí se han transformado y hoy cuentan con el poder de las redes sociales.

Las causas para el creciente reclamo de la temporada no quedan ahí. Tenemos el estancamiento
económico provocado por una absurda Reforma Fiscal impulsada por el propio PRI-gobierno con
el acompañamiento descarado del PRD. La devaluación del peso y la caída de los precios
internacionales del petróleo, más la desconfianza de inversionistas, nacionales y extranjeros,
avisoran un negro panorama.

Tenemos además la ingobernabilidad en Guerrero con un ejecutivo estatal protagónico e inútil. La
violencia está de vuelta en Michoacán por la pésima estrategia de grupos de autodefensas
impulsada desde la administración federal. Es también el desbordamiento de grupos radicales
que hacen y deshacen a sus anchas ante la mirada pasiva cuando no cómplice de los tres
órdenes de gobierno. Lucran con el dolor de Ayotzinapa, toman casetas y carreteras, rompen
todo a su paso y coartan libertades fundamentales escoltados por discursos ramplones que
hablan de tolerancia cuando en realidad esconden cobardía. Madrean policías y secuestran
periodistas cual si ellos no gozarán de la protección de sus derechos humanos fundamentales,
pero nada pasa. Es la impunidad total.

Sí. Tienen razón nuestros críticos. Ante todos estos hechos y situaciones que han unificado a la
opinión pública en el hastío, la oposición está desvanecida. Me asumo como parte de ello y por
eso lo escribo. Porque no podemos conformarnos con tan poco. La gente espera de nosotros
mucho más contundencia y claridad. Espera que seamos proactivos, estridentes. Que seamos
coro y no improvisación. Que llevemos las cosas al límite y que nos erijamos en verdaderos
representantes populares.

Tengo la impresión de que lo que está pasando con la oposición es el saldo de un Pacto por
México que no ha muerto. De acuerdos no desvelados y vergonzantes. De una simulación que se
convierte en teatro con guión y roles acordados. Que Gustavo Madero pidió licencia a la dirigencia
del PAN pero que en realidad nunca se ha ido. Que Ricardo Anaya dilapida a tan corta edad su
capital político y su buena imagen para formar parte de esta puesta en escena. Que el llamado
Sistema PAN ha sido disuelto para pasar a una directiva monolítica y cuasi autoritaria. Y que, en fin,
la falta de solidez y unidad al interior de los grupos parlamentarios de Acción Nacional en ambas
cámaras del Congreso ha traído como consecuencia un relajamiento en nuestras posiciones con
el beneplácito del régimen.

Del PRD no hay mucho que agregar. La reciente salida de algunos de sus fundadores habla por sí
misma. El ridículo que hacen al tratar de deslindarse del ominoso caso Iguala o de los efectos
perniciosos de la Reforma Fiscal han llevado su credibilidad a niveles cercanos a cero.

Mientras tanto, del otro lado, el PRI-gobierno apuesta a que el maratón Guadalupe-Reyes haga
olvidar y hasta perdonar los pecados. Total, estamos en plena época de contrición y
reconciliación. Esperan que, como en tantas ocasiones, el tiempo se encargue de borrar toda
huella de agravio. Y confían en que sus socios del Pacto por México terminen la faena como
empezaron: con malas conciencias y en sigilo.

Concluyo: sin una oposición fuerte no hay democracia ni rendición de cuentas. Lo que está
pasando es un auténtico retroceso que todos estamos no solo padeciendo sino tolerando. Qué
pena. Pobre oposición y pobre país.

Artículo publicado en la Silla Rota

http://lasillarota.com/pobre-oposicion-y-pobre-pais/Javier-Lozano-Alarcon#.V3Fqsfl96M8