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¡Corre videotape!


Publicado el 14/03/2004 a las 23:00

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La semana que inicia no podrá ser peor que la recién concluida. En el ámbito internacional, los
aberrantes ataques terroristas contra miles de inocentes en España, desterraron los sentimientos
de miedo, ira, desesperanza y frustración que nos legó aquel trágico 11 de septiembre.

En México, vivimos otra tragedia. No necesariamente de violencia física ni de ataques armados
sino una tragedia basada en la frivolidad, la corrupción, la insensatez y la estupidez de algunos
“distinguidos” representantes de nuestra clase política.

Como si fuera un show que la gente está esperando con ansia, la moda ahora es exhibir las
porquerías y miserias de uno que otro malandrín a través del video. Es la exposición de una serie
de cuadros que van deformando las figuras obesas de quienes lucran con el ejercicio del poder
para beneficio personal o del grupo al que pertenecen. Es mostrarle a la sociedad, con toda
crudeza, que el monopolio de la corrupción no se quedó con el PRI, ni terminó en el año 2000.

Increíble es que nos volvamos a tropezar una y otra vez con la misma piedra y, encima de eso,
nos tengamos que seguir soplando una serie de descalificaciones y discursos mal articulados que
intentan justificar y exculpar responsabilidades en lugar de asumir el papel que a cada quien le
corresponde en lo que tiene que ver con el combate a la corrupción.

Ahora resulta que el jefe de Gobierno del DF, paladín de la honestidad valiente, se siente acosado,
intimidado y víctima de un complot que intenta minar su (inexplicable) popularidad. El señor se
presenta como todo un hombre de Estado cuando no es capaz siquiera de hablar con propiedad;
cuando encuentra en todo hijo de vecino a parte de la pandilla que lo acosa y cuando se ha
conferido a sí mismo el papel de defensor de la esperanza y de los que menos tienen. Eso sí. Del
dinero hurtado, de lo burdo de la actuación de su gente, de lo ofensivo de su actitud, nada. Lo
importante es el complot, la filtración de los videos, la conspiración.

Pregunto: ¿no debería la PGR y la Procuraduría capitalina al menos tomarse la molestia de citar a
este demagogo para que aclare lo que sabía y el grado de su propia participación en estos
escándalos? ¿Qué no las afirmaciones incriminatorias de Ahumada, Bejarano, Ponce e Ímaz son
suficientes elementos como para, al menos, tenerlo cerca en calidad de testigo o hasta de posible
indiciado? ¿Nos vamos a quedar con los brazos cruzados ante un absurdo llamado a la
concentración y movilización de masas para mostrar su músculo artificial de popularidad?

Por si ello fuera poco, en la semana pasada volvieron a aparecer dos cadáveres de mujeres en
Ciudad Juárez mientras nuestra distinguida y simpática “primera dama” se daba tiempo de
mostrar su ingenio y gracia en un programa cómico de televisión, ante la paciencia y aplauso de
su consorte, que resulta ser, entre otras cosas, el Presidente de la República. ¡Bien por ambos!
Bueno. Hasta ahí el recuento de eventos. Ahora lo que viene. Inicia un nuevo periodo ordinario de
sesiones en el Congreso. Son, en teoría, 45 días que, en realidad, se traducen a 13 sesiones, pues
así está el calendario parlamentario. De temas fundamentales, ninguno a la vista.

De temas coyunturales, muchos en la agenda. El PRI va por reformas en materia de los tiempos
para discutir y aprobar el presupuesto; otra en materia electoral que regule las precampañas, la
duración de las mismas y sus gastos; una más para el propio Congreso que, en teoría, aliente la
productividad y termine “con la mala imagen de los legisladores que parecieran tener al ocio
como su actividad central”, así como nuevas iniciativas para juegos y sorteos y para el desafuero
de legisladores y servidores públicos.

El PAN va por reformas en materia de justicia y derechos humanos; combate a la corrupción en
los servidores públicos; desafuero de legisladores; incompatibilidad de actividades legislativas y
profesionales de congresistas; voto de los mexicanos en el extranjero y reelección de
legisladores, entre otras.

Es un año electoral en el que no se ven ni las condiciones ni la disposición para ir con las reformas
fiscal, energética, laboral, de pensiones, de telecomunicaciones o de radio y televisión. Nada. El
horno no está para bollos.

Y no lo está porque el PRD seguirá ocupado alzando su tiradero; el PAN continuará haciendo
reuniones de sinergia con el gobierno para ver si algún día terminan por alinear agendas; el PVEM
se esconderá un ratito en lo que se vuelve a peinar el Niño Verde, al tiempo que el PRI seguirá
agachadito para que nadie lo vea y la secuela de los videoescándalos no los alcance, en tanto se
consuma la revancha de la dupla MadrazoChuayffet en contra la llamada Fuerza Reformadora del
partido.

Mientras tanto que el crecimiento económico siga en sala de recuperación; que nuestra
competitividad frente a otros países siga a la baja y que la imagen de la clase política aumente su
vértigo en la espiral del desprestigio y la desconfianza.

Total. El país puede esperar.

Posdata
¿Cómo está eso de que la Comisión Federal de Telecomunicaciones gastó el año pasado, según
información de la Oficialía Mayor de la propia Secretaría de Comunicaciones y Transportes, la
cantidad de 63.6 millones de pesos en materia de licitaciones de espectro sin que se haya
realizado una sola de ellas en todo lo que va de la presente administración? ¿Ya ven por qué el
presidente de Cofetel no ha publicado informe de labores alguno?

Artículo publicado en el Periódico El Universal

http://archivo.eluniversal.com.mx/columnas/37137.html